«Tengo influencia tanto del FIB como de las verbenas»

Published on 19 August 2020 at 16:14

Álvaro Lafuente Calvo podía ser el vecino que hace música en la cochera, el joven que va a la playa con su cuadrilla o el amigo de la infancia del pueblo. Guitarricadelafuente es un nombre más difícil de encajar en esos perfiles. Y, sin embargo, uno y otro son la misma persona: un joven que en unos días cumplirá 23 años, nacido en Benicàssim, donde tiene su mar y su gente, y con un origen bien arraigado en Aragón. Sus padres son de Zaragoza y su abuela de Cuevas de Cañart, un pueblo de Teruel con 70 habitantes en 2019, según el Instituto Nacional de Estadística. Una pequeña localidad en la que siempre será Alvarico, donde, «por suerte», ya ha podido pasar unos días este verano y a la que espera volver entre concierto y concierto, «aunque este año no haya fiestas». Una gira que empezó el 15 de julio en Madrid y recalará este jueves a orillas del Arlanzón en el ciclo Viva la vida (Palacio de la Isla, 21 horas, 22 euros), donde las entradas están casi agotadas, y el viernes en Aranda de Duero. 

Guitarrica, que ya tocó hace un año en Burgos, llega con banda de bajo, percusión, teclados y otra guitarra. En el repertorio, las canciones que va colgando en la red, su gran trampolín. Ya mi mamá me decía, Desde las alturas, El conticinio... 

¿Guitarricadelafuente es un personaje o quien sube al escenario es la misma persona que está abajo? 
(Ríe). No me he creado ningún alter ego. Soy Álvaro, Guitarrica o como quieras llamarme, pero siempre el mismo. 

En unos días cumple 23 años, apenas lleva tres en el mundo de la música, pero ya le ponen por las nubes, crítica y público. ¿Cómo está viviendo el paso de tocar para su familia y amigos a llenar festivales? ¿Va muy rápido? ¿Ha cumplido sus expectativas? 
Ha sido algo muy, muy rápido y para mí, bastante vertiginoso. En tan poco tiempo he pasado de no ver posible dedicarme a la música, que era algo que hacía como diversión, organizando conciertos donde podía, a abrir una ventanita al exterior y convertirse en algo profesional. El proyecto ha ido evolucionando y ha cambiado al mismo tiempo que los acontecimientos. Siento que vuelo. 

Hablan de un sonido particular con folk, pop, flamenco... ¿Qué etiqueta pone a sus canciones? 
Prefiero la libre interpretación. Tengo 22 años, no puedo marcar mi música porque no sé qué haré dentro de dos o cinco años. En mis temas está lo que he escuchado, folk, música tradicional y latinoamericana y, al final, de todo este espectro sale la música de raíz que hago. 

La jota aragonesa está muy presente en sus canciones (sale en el videoclip de Desde las alturas, se intuye en Guantanamera...). ¿Bailará la castellana? 
Pues la castellana, también. Llevo un bajista que es de Ávila y le gusta. Siempre intento investigar y buscar los folclores de nuestra tierra. El castellano lo tenía por descubrir, he visto vídeos y documentales y me parece súper interesante. 

¿Era necesario que afloraran otros folclores más allá del flamenco? 
Además del flamenco y la jota están, por ejemplo, las muñeiras. Hay un movimiento de folclore gallego muy interesante, como lo que hacen Xosé Lois Romero y Aliboria, que al escucharlo flipas. 

Es curioso que un chico tan joven hable de estos ritmos... 
No es tan raro, bastante gente de mi edad busca lo mismo, intenta coger lo tradicional y lo antiguo, lo que estaba guardado en un cajón y no se le daba importancia, para traerlo a la actualidad, explorar con ello y llevarlo a otros puntos. Con el flamenco, la jota... y la música tradicional en general. Las plataformas digitales son un baúl enorme donde escoger y descubrir la música tradicional ha sido una revelación. 

Nació en Benicàssim y su familia es de un pueblo pequeño de Teruel. ¿Tiene más influencia del FIB o de las verbenas? 
(Ríe). De ambas. Nací en Benicàssim y tengo mis amigos, mi paella, mi playa, pero mis padres son de Zaragoza y tengo mi pueblo. Desde luego, a nivel musical siento más conexión con Aragón, también sentimental, he pasado parte de mi infancia. 

¿De qué manera inspiran esas raíces en uno de esos puntos de la llamada España Vaciada? 
He escuchado mucho a Labordeta o Joaquín Carbonell desde pequeño en mi pueblo y han sido personajes que han reivindicado el origen y el sentimiento aragonés y la defensa de la tierra. Esa sentimentalidad hacia la tierra sí me inspira. 

Había anunciado su primer disco para octubre. ¿Cumple los plazos? 
Empecé a grabar a principios de año, paré todo durante los meses que hemos estado encerrados y en mayo volvimos al estudio. Ahora exprimo el tiempo para adelantar lo máximo posible y ojalá salga a finales de año. 

Desea acariciar ese álbum físico, pero forma parte de esos músicos que se han dado a conocer a través de las redes sociales. ¿Ahora son imprescindibles? 
Las redes sociales son una forma rápida de dar visibilidad y conectar con la gente. A día de hoy, es una herramienta fundamental y va con el sentimiento de la sociedad, de consumir música de manera devoradora. 

Al galope también va Guitarrica. ¿Qué se siente al pasar en un tris de grabar con el micrófono de la Sing Star en el garaje a hacerlo en un estudio de grabación? 
Saber que ahora grabo en estudios donde lo ha hecho gente a la que admiro con un productor como Raül Refree me parece increíble. En el garaje nunca pensé que podría pasar. Ese paso es increíble, aunque, acostumbrado a editar yo mis canciones y darles mi sello personal, ha sido difícil dárselas a alguien y compartirlas, difícil pero también bonito. 

¿Su particular y personal estilo sale de dentro o fue deliberadamente a construir algo distinto? 
Yo grababa en casa para mí y mis amigos, me sale cantar así, no era nada preparado, es la forma en la que me nace y me sale. 

¿Y por qué decide sacarlo de ese círculo?  
Quería hacer conciertos y me buscaba la vida por los pueblos, bares y salas. Iba por allí dejando información por ver si me dejaban cantar. Luego subí las canciones en las redes y todo fue muy rápido, los conciertos cada vez más grandes, y todo se aceleró.

Esa carrera le trae este jueves a Burgos, al ciclo Viva la vida. ¿Necesita la vida más vivas que nunca?
La vida está rara. Nadie pensó que los directos y los conciertos pudieran ser algún día de esta manera y la gente se está acostumbrando al formato y, aunque sea de una manera diferente, está disfrutando, es a lo que nos tenemos que agarrar para que la música en directo siga viva. 

¿Cómo se ve esta realidad desde el escenario? 
Es raro ver a la gente tan repartida, sentada, con mascarilla, sin ver si está sonriendo; es muy peculiar escuchar cómo cantan con algo que les tapa la boca, aunque al final los ojos lo dicen todo. 

¿Se llega a conectar con el público?

El público mantiene el impulso de sentir la música y darlo todo y al final se crea la misma energía e ilusión, pero de una manera diferente.

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