Valladolid se rinde ante el directo de Guitarricadelafuente.

Published on 24 September 2019 at 10:39

Pocos minutos pasaban de las 22h cuando Álvaro y su banda ponían un pie en el escenario del Miguel Delibes para dar comienzo a una de esas veladas de ensueño. Con todas las entradas vendidas días antes y en una noche en la que el público vallisoletano se entregó por completo, los primeros acordes de Bienvenida Tijuana marcaban el inicio de otro de los triunfos de este grupo.

 

A pesar de que cuentan con menos de diez canciones en Spotify, esto no resultó inconveniente para que los allí presentes se arrancasen entre palmas y coros desde el inicio. Con la timidez que caracteriza al vocalista cuando se trata de explicar sus composiciones y con la emoción presente, la noche iba sucediendo entre temas conocidos como Nacido pa ganar y otros nuevos que, aunque no tenían aún nombre, parecieron encandilar a los pucelanos.

Después de poner al público en pie con Sopita de pan El Conticinio llegaba uno de los momentos más especiales con ABC, la última canción estrenada del grupo que, a pesar de llevar poco tiempo en las plataformas, todos los seguidores se sabían a la perfección. Con el ritmo aflamencado que les caracteriza y con ese duende tan destacado que todos ellos esconden, otro de las nuevas composiciones que Álvaro dedicaba a «uno de esos amores de verano» sonaba en el auditorio.

A pesar de que los castellanos no descartaban que hubiese alguna sorpresa en forma de colaboración en Nana Triste, en esta ocasión Natalia Lacunza no pudo acompañar al de la terreta que supo versionar este tema dándole un ritmo más movido de lo habitual y logrando hacer ambas voces.

Tras algún que otro medley de canciones como Mi estrella blanca En el patio de Godella, los primeros acordes de Guantanamera creaban un ambiente especial en el auditorio. Mientras que todos los componentes del grupo se emocionaban al ver a un recinto lleno y entregado que no dejaba de aplaudir y codear sus nombres, el Delibes se rendía ante el talento de los cinco jóvenes.

Sixtinain sonaba e indicaba que el show estaba llegando a su fin. Aunque no hacía falta animar al público para ponerlo en pie, Álvaro invitaba a los asistentes a bailar y cantar la última canción mientras agradecía eternamente todo el apoyo que había recibido y la cita tan bonita que Valladolid le había regalado. Entre voces, bailes y vises, Agua y Mezcal ponía el broche de oro a una noche que será difícil olvidar.

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